Todos tenemos amigos y familiares que piensan de forma distinta a nosotros y, probablemente porque les tratamos con regularidad y les conocemos, creemos que son "buena gente", buenas personas.
Con frecuencia escuchamos frases como "tal grupo (creyentes, ateos, fachas o rojos) está lleno de intransigentes, ignorantes y gentuza" expresión a la que se suele apostillar "aunque yo conozco a uno que es un gran tipo".
¿No es posible que el problema seamos nosotros mismos y que por la presión social, el entorno más cercano, los medios de comunicación y, sobre todo, el desconocimiento que tenemos de los demás, tendemos a pensar que para pensar distinto hay que ser un ignorante o una mala persona?
Los medios de comunicación lo fomentan y presentan a quien recibe la información un camino lleno de dogmas del que no te puedes salir ni puedes cuestionar, descalificando a todo el que se encuentra en la misma cuneta.
El problema de la soberbia intelectual y la superioridad moral. ¡Cuán listos somos y cuánto sabemos!. Y qué poca humildad.
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