lunes, 15 de septiembre de 2008

Calentitas, recién salidas del horno...

1ª cita: "A menudo las leyes buscan acomodarse más a las costumbres y a las reivindicaciones de personas o de grupos particulares que a promover el bien común de la sociedad".

2ª cita: unión estable entre un hombre y una mujer "ordenada a construir una felicidad terrenal con el nacimiento de los hijos dados por Dios".

3ª cita: subrayó la importancia de la catequesis para acrecentar en el bautizado el sentido de Dios y aseguró que una "esmerada preparación de los catequistas permitirá la transmisión íntegra de la fe". Prosigue diciendo que muchos hombres "no soportan" la doctrina sana y que, para halagarse el oído, se rodean de "maestros a la medida de sus deseos" y, por ello, es necesaria más que nunca la catequesis para la transmisión de la fe.

4ª cita: "la permisividad moral no hace feliz al hombre".

5ª cita: la Iglesia "no reivindica el puesto del Estado, no quiere sustituirle...". "La Iglesia es una sociedad basada en convicciones, que se sabe responsable de todos y no puede limitarse a sí misma. Habla con libertad y dialoga con la misma libertad con el deseo de alcanzar la libertad común".

Son frases del Papa Benedicto XVI en su viaje a Francia que he sacado de una noticia de "Religión en Libertad".

martes, 2 de septiembre de 2008

Me lo envió mi hermano mayor, Ramón.

"No te inquietes por las dificultades de la vida,
por sus altibajos, por sus decepciones,
por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere.

Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades
el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo,
acepta los designios de su providencia.

Poco importa que te consideres un frustrado
si Dios te considera plenamente realizado;
a su gusto.

Piérdete confiado ciegamente en ese Dios
que te quiere para sí.
Y que llegará hasta ti, aunque jamás le veas.

Piensa que estás en sus manos,
tanto más fuertemente cogido,
cuanto más decaído y triste te encuentres.

Vive feliz. Te lo suplico.
Vive en paz.
Que nada te altere.
Que nada sea capaz de quitarte tu paz.
Ni la fatiga psíquica. Ni tus fallos morales.
Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro
una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor
continuamente te dirige.

Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada,
como fuente de energía y criterio de verdad,
todo aquello que te llene de la paz de Dios.

Recuerda:
cuanto te reprima e inquiete es falso.
Te lo aseguro en nombre de las leyes de la vida
y de las promesas de Dios.
Por eso, cuando te sientas
apesadumbrado,
triste,
adora y confía... "


PIERRE TEILHARD DE CHARDIN