miércoles, 14 de septiembre de 2005

Renuncio a blogmear. Estoy depre... así que hablemos de Alá

Y no es metáfora, parece ser que estoy depre de verdad.

Pero como todavía conservo ilusiones por algunas cosas, hoy he encontrado un artículo de un autor islámico sobre Alá que contiene "ma o meno" -en pedante, grosso modo- algunas ideas que siempre han merodeado por mi cabecita. En todo caso, es interesante:

"Jaafar Sheikh Idris

Los ateos son 'mushrikun'

¿Son los ateos sólo una variante de paganismo?

Mushrikun es un término islámico que deriva de "shirk", es decir, asociar algo a Alá en su Soberanía y Poder sobre la creación.

Se dice que un ateo es alguien que niega la existencia del Creador. Esta es una buena definición, teniendo en cuenta que lo que queremos decir con esto es que el Creador cuya existencia niegan es la Verdad única de la revelación de Alá, el único verdadero Creador.

Por otro lado, los ateos creen en creadores, aunque no los reconozcan bajo esta apelación. Esto pasa porque los ateos, en su esfuerzo por encontrar alternativas a Alá para explicar la existencia de las cosas temporales que vemos a nuestro alrededor, inventan algunas entidades imaginarias y les dan algunos de los atributos esenciales de Alá.

Así, los ateos materialistas creían en la materia como dios. Pero este dios-materia de ellos no es la materia con la cual estamos familiarizados en nuestra vida cotidiana; es algo eterno y perdurable, de aquí la afirmación -que usan para enmascararla como hecho científico- de que "la materia no es ni creada ni destruida". Pero cuando les pides que señalen esta materia eterna y perdurable, descubriréis que sólo están expresando una realidad etérea. La materia que nosotros podemos reconocer y señalar es la materia en forma de vastos cuerpos celestes, en forma de las cosas físicas terrenales, y en forma de los constituyentes de estas cosas: moléculas, átomos, partículas subatómicas, fotones, etc., ningún de los cuales es eterno.

Los ateos materialistas creían en una materia eterna de la cual provenían y a la cual volvían estas cosas materiales, pero el advenimiento de la teoría del "Big Bang" hizo añicos todas las esperanzas en la existencia de esta materia. Los científicos creen ahora que todas las cosas -la materia, la energía, incluso el espacio y el tiempo- tienen un principio. De hecho hablan sobre un momento de creación de todas estas cosas.

Otro dios así de imaginario es la Naturaleza (con N mayúscula). La naturaleza con la que estamos familiarizados es la totalidad de las cosas naturales. Pero cuando se nos explica que la Naturaleza hace esto o aquello, como los ateos están inclinados a decir, nos quedamos perplejos. ¿Qué es la Naturaleza? Si es la que conocemos, ¿cómo puede causar o crear nada por sí misma? Pero si es alguna otra cosa, queremos tener una prueba de su existencia.

Lo mismo se aplica a la Evolución. Ahora la evolución, hablando científicamente, es "el proceso gradual por el cual la diversidad presente de plantas y vida animal surgió de los organismos primeros y más primarios..." (Concise Science Dictionary). Pero la Evolución de los ateos no es este proceso; en ninguna parte de esto se trata del agente que desencadena el proceso. Sólo en este sentido acientífico e imaginario puede la evolución tomar el lugar de Alá; de lo contrario, un creyente que acepte la teoría de la evolución la puede reconciliar fácilmente con su aceptación de Alá, diciendo que este proceso es en sí mismo la obra del Creador.

Hay, por otro lado, ateos que dicen de manera engañosa que aceptan a Alá; pero si lo examinamos, su dios resulta ser el dios de los ateos. Me refiero aquí a gente como por ejemplo Einstein, a quien algunos han denominado creyente, pero cuyo dios no es de hecho el Creador que todos aceptamos. Einstein declaró que creía en el "dios de Spinoza", es decir, en un dios que es idéntico al universo, y que por lo tanto no interfiere desde fuera en su acción. "El hombre que está totalmente convencido de la operación universal de la ley de causa-efecto", dice Einstein, "no puede sostener ni por un momento la idea de un ser que interfiera en el curso de los acontecimientos" [Citado por Hans Küng, Does God exist?, Vantage Books, 1981, página 629].

En consecuencia todos los ateos son de hecho politeístas, o mushrikûn. Un múshrik, de acuerdo con el Islam, es aquel que cree en un dios o dioses al lado o en exclusión de Alá el Verdadero, o bien aquel que adora a tales dioses, aunque también adore a Alá. Esta es quizás la razón porque el Corán no habla nunca de ateos, sino tan sólo mushrikûn.

Publicado en Mandar as-Sabil, v 1, nº 6, pág. 9, diciembre 1992"

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