jueves, 3 de enero de 2008

Sobre Ciencia y Fe (II)

El otro día puse en este blog un comentario sobre Ciencia y Fe que fue rebatido por alguien que es tan gran persona como ateo (agnóstico o lo que sea).

Pienso que cada persona tiene sus propias preguntas y enigmas, afirmación que trato de compaginar con eso de que la fe es un don. Concluyo que mi fe no es mérito ni de mi racionalidad ni de mi bondad, cualidades bastante cuestionables en mi caso y, a sensu contrario y a priori, tampoco es demérito de nadie “no creer”, si es que es cierto que alguien “no cree”. Y como siga por esta línea me voy a meter en el habitual follón que supone tratar de entender la mente de Dios, con el riesgo de acabar desbarrando.

Empecé intentando desarrollar alguno de los razonamientos del otro día como, por ejemplo, que la existencia de normas o leyes en el universo nos lleva a creer en un Dios o “Inteligencia Ordenadora” y me he encontrado en la red tres “conversiones” de científicos y filósofos ateos que si bien no sirven como testimonios definitivos e incuestionables, ya que también hay creyentes muy listos que se vuelven ateos, sí muestran una serie de argumentos. A estos razonamientos hay que hay que unir que proceden de gente a los que durante muchos años se les ha concedido una “auctoritas” en el mundo del saber filosófico y científico, incluso dentro del pensamiento ateo. Vamos, que la fe ni está reñida con la ciencia ni es algo para viejos y niños (o sí, que también pudiera ser… es broma).

El primero es Anthony Flew, filósofo y científico que con 84 años escribió el libro “There Is a God: How the World’s Most Notorious Atheist Changed His Mind (Hay un Dios: Cómo el ateo más notorio del mundo cambió su mente)”, libro que en realidad “le escribió” Roy Varghese (figuran como coautores). Tres apuntes:

1.- Flew se basa en su propia investigación científica y académica, concluyendo que la ciencia apunta a un diseñador inteligente del universo. Según Flew la evidencia de la investigación del ADN le convenció que la estructura genética de la vida biológica es muy compleja para haber evolucionado completamente por sí misma. Dijo además que la teoría Darwiniana explica mucho, pero no puede explicar cómo comenzó la vida.

2.- Antony Flew fue uno de los máximos exponentes del ateísmo. Su famoso discurso “Theology and Falsification” (Teología y falsificación) se convirtió en la publicación filosófica más reimpresa en las últimas cinco décadas. Este discurso fue presentado en una reunión en el Oxford Socratic Club (El Club Socrático de la Universidad Oxford, en Inglaterra) que fue presidido por el conocido escritor cristiano C. S. Lewis.

3.- Cuando se cuestionaron sus afirmaciones del libro debido a su edad, la editorial hizo pública la siguiente declaración de Flew: “Mi nombre está en el libro y representa exactamente mis opiniones. No permitiré que se publique un libro con mi nombre con el cual no estoy cien por ciento de acuerdo. Necesité que alguien lo escribiera porque tengo 84 años. Ese fue el papel de Roy Varghese. La idea que alguien me manipuló porque soy viejo es exactamente incorrecta. Puedo ser viejo, pero es difícil que alguien me manipule. Éste es mi libro y representa mi pensamiento.”

Otro testimonio sería el de Francis Collins, científico que encabezó el equipo investigador que logró conseguir la secuencia completa del ADN. Me llamó la atención que este científico radica su conversión en un hecho que no es científico: la fe que despliegan algunos enfermos críticos; pero luego entronca su creencia “teísta” con la evolución y la selección natural. Según he entendido el autor defendería que Dios creó al hombre a su imagen y decidió que el mecanismo de la evolución fuera la manera de lograr ese objetivo.

Y el tercer caso sería el libro "El existencialista hastiado", que en realidad no es un caso de conversión. Se trata de una obra sobre Albert Camus y las conversaciones entre el pensador y escritor francés y Howard Mumma, pastor protestante norteamericano que coincidió con él en París. Aunque es un caso muy distinto, Camus buscaba una explicación trascendente al absurdo de la existencia, camino espiritual que le llevó a luchar “por alcanzar la fe”.

Si queréis saber más de esta gente y de otros muchos casos –en el sentido que queráis- buscad en google.

By the way: Feliz 2008.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Es muy importante eso de creer en Dios para coger un autobús o rascarse una oreja, en determinado momento?

¿Los que no creen llegan siempre tarde o se les sale la cera por los conductos?

Si le pidiéramos opinión a un observador neutral de la realidad mundial actual ¿no nos diría "exceso de religión por todas partes"? ¿No nos recomendaría más bien creer en el tipo de enfrente que está más cerca y al que podemos tocar?

A lo mejor, le hacemos un favor a Dios si dejamos de creer en él y de paso, dejamos de matarnos en su nombre. No sé, por decir algo...

Que a mí esto me supera, y menos mal.

Oblomov (no en mi nombre)

iperico dijo...

Oblomov, la importancia de creer en Dios se la otorga cada persona. Yo sí creo que es importante, pero se puede manifestar de distintas maneras en cada persona.

Si te supera pensar en este tema, tal vez no te supere pensar en si el mundo es justo o no. Y si para plantear la idea de justicia y tratar de vivirla no te hace falta Dios, pues respeto y alabo tu opción.

Sobre "matar en nombre de Dios", bajo mi punto de vista no creo en quien mate en nombre de Dios y es muy probable que, quien así dice actuar, busque en realidad poder, dinero, venganza o satisfacer su sed de odio o envidia... conductas todas ellas opuestas a la religión.

iperico dijo...

un pequeño inciso sobre "creer en el tipo de enfrente que está más cerca y al que podemos tocar".

Talmente de acuerdo contigo e, insisto, si llegas a esa verdad sin la necesidad de creer en Dios, ok. Hay gente que sólo cree en sí mismo y que no encuentra razón alguna para creer en el de enfrente.